Los sulfatos son uno de los elementos más polémicos que contienen por regla general los champús. Son los causantes, casi de manera íntegra, que en la parte trasera del envase siempre ponga la advertencia de tener cuidado con los ojos, pero ¿qué son realmente los sulfatos? Se trata de un componente no solo de champús sino también de productos de limpieza, que se utilizan porque cortan la grasa, producen espuma y tienen un muy bajo costo. Es una sustancia que de por sí no es peligrosa, pero su uso continuo reseca.
Todos hemos consumido alguna vez productos que lo contengan, y aunque el más común es el lauril sulfato de sodio, hay muchos otros tipos. Lo más habitual en las etiquetas del champú es que aparezca como "Sodium Lauril Sulfate" o el "Sodium Laureth Sulfate". El prefijo -eth significa que se ha añadido oxígeno, creando una fórmula más suave y por tanto más soluble. Su gran controversia radica en su acción limpiadora, que es muy fuerte y los efectos que produce son de sequedad tanto del cuero cabelludo como del cabello al completo. Además de remover los aceites naturales del pelo y crear un desajuste.
En múltiples productos
Desde geles de baño, a champús, espumas e incluso dentífricos, nueve de cada diez productos lo contienen. Se trata de un componente que cada vez se utiliza más en los artículos sobre todo para el cabello, debido a su buena eficacia. Pero como en muchas ocasiones, no se tiene en cuenta las consecuencias. Y las marcas están optando por bajar los precios a base de utilizar productos para fabricarlos que bajan la calidad de los mismos.
Inconvenientes del sulfato
El principal problema de los sulfatos es que se adhieren a la piel, y por ello tienen un difícil aclarado que siempre dejará un residuo, por mínimo que sea, que se acumula con cada lavado. Por ello, para las personas con la piel sensible se puede convertir en un auténtico calvario dado que el contacto directo crea irritaciones en la piel. Además, este componente evita que se acumule la humedad, y disminuye la resistencia ante roturas de cabello.
Muchos son los estudios que aseguran que, a todo esto, se une la caída del cabello debido a la escasa existencia de humedad en el cuello cabelludo. Si tu cabello es teñido, definitivamente tienes que buscarte un champú que no lo contenga. Se trata de un elemento que vuelve el champú en un elemento que deteriora el color del tinte debido a su acción limpiadora.
Esta totalmente prohibido que compres un champú que contenga SLS ( lauril sulfato de sodio). La razón principal es porque este tipo permite que las toxinas se introduzcan en el cuero cabelludo, y por tanto en la piel. Si se ponen en una balanza inconvenientes y ventajas, los inconvenientes ganan sin lugar a duda. Pérdida de cabello, decoloración del tinte y sequedad en el pelo son las principales causas por las que debes mirar la etiqueta a partir de ahora para comenzar a cuidar tu melena.
No solo se trata de un aspecto de salud física y estética, sino de un tema de medio ambiente. Los champús libres de sulfatos son el triple de tóxicos que los que no los contienen. Existe una gran gama de productos que ya no lo utilizan, y muchas de las marcas conocidas a nivel mundial están comenzando a lanzar líneas exclusivas que no lo contengan debido al incremento de la preocupación por los efectos a largo plazo.
Para las personas que se lavan el cabello todos los días no hay otra opción; deben buscar un champú que no los contenga. En cierto modo, el mito de que lavarse el pelo todos los días es malo, es debido a los sulfatos que son los que lo secan por completo y apagan el brillo en su totalidad. Además, abstenerse de comprar champús con sulfatos es una manera de reducir los daños. El uso del secador y la plancha ya supone un gran desestabilizador, si a ello le sumamos el uso de esta sustancia lo más probable es que tengas que hacerte más de dos tratamientos de regeneración capilar al año.
Los champús naturales, la mejor opción
Aunque no produzcan espuma también limpian. Una gran opción para huir de los efectos presentes en la mayoría de productos, se puede optar por los champús naturales. Este champú se puede obtener en muchas tiendas, sin necesidad de ser especializadas, y son ultra conocidas ya porque no son tóxicos para nuestro cabello. De hecho, muchas son las marcas que han decidido unirse a un cuidado más respetable del cabello y han empezado a fabricar champús naturales.
Estos productos naturales se realizan con ingredientes biodegradables y orgánicos, y por lo tanto no contienen sulfatos, parabenos, siliconas, colorantes ni conservantes. De esta manera se sitúa como una de las grandes apuestas del siglo XXI para tener un cabello saludable de la manera más sencilla. Como cabe esperar, al ser natural no irrita el cuero cabelludo y es más aconsejable para las personas con alergías y la piel sensible.
Por toda la larga lista de inconvenientes, desventajas y efectos a largo plazo, nuestra recomendación es que optes por buscar un champú que no contenga sulfatos. Los beneficios están asegurados, y se trata de una de las opciones más escogidas en la actualidad por su amplia cantidad de ventajas tanto para el cabello como para las personas alérgicas o con problemas de piel. La diferencia de precio será mínima, y en ocasiones igual a la anterior. Solo tienes que acercarte a tu supermercado más cercano y comenzar a cuidar tu pelo.