A los peelings se les conoce como un proceso de belleza. Este se refiere al tratamiento mediante el cual se rejuvenece el rostro y se devuelve la vitalidad perdida a la piel eliminando las células muertas de la cara. Es una exfoliación de la piel que sirve para deshacernos de las manchas o las imperfecciones del rostro, luciendo un tono natural y uniforme al final de su realización.
Se suelen utilizar sustancias químicas cuando se acude a un establecimiento de belleza especializado, aunque cada vez son más los esteticistas que tratan a sus pacientes con procesos más naturales y artesanales que no crean tanta reacción ni afectan a tantas personas. El método casero también es seguro, aunque en ocasiones puede resultar algo incómodo.
Beneficios del peeling
Con los peelings, ya sean caseros o no, conseguimos que nuestra piel se regenere con un poco de ayuda, así elimina más rápidamente las células muertas y propicia la formación de nuevas. Arrugas, flacidez, rugosidad y manchas se eliminarán de manera paulatina, consiguiendo que el brillo vuelva a nuestro rostro. Mediante la oxigenación que estamos realizando, el colágeno de la piel se activará con mayor facilidad y ayudaremos a mejorar el corriente sanguíneo -que muchas veces es el causante de que se propicien las temidas ojeras-.
Es importante no utilizar cremas que puedan irritar o que contengan ácido retinoico durante los tres días previos al tratamiento. Antes de comenzar con cualquier peeling casero, primero hay que limpiar y desengrasar el rostro con una serie de productos especiales para ello, para que los restos que pueda contener nuestra piel no interfieran en el tratamiento ni se queden pegadas a ella.
Podemos lavar con agua y jabón, pero hay que tener en cuenta que la espuma puede llegar a afectar a nuestra piel, por lo que puede que después el tratamiento empeore la rojez en aquellas personas que sean más sensibles, padezcan de acné o cuenten con una piel seca. Por eso es importante probar una serie de cosméticos que se adapten a las necesidades básicas de cada uno de nosotros.
Peeling para pieles sensibles
Para las personas que cuenten con este tipo de piel, la clave está en la miel. Hay varias versiones con las que poder tonificar el rostro de las pieles más sensibles. En este caso, el tratamiento es más consistente y debe dejarse en la cara durante más tiempo que en el resto de pieles.
- Mezcla cuatro cucharadas de avena machacada con tres más de miel natural.
- Debes dejar que la masa se espese en tu propia cara durante unos diez minutos y después hay que lavar bien, tratando de no irritar mucho con jabones o con la propia fricción al secar.
- La miel también la puedes mezclar con medio plátano machacado y aplicarlo durante unos cinco minutos, siguiendo después el mismo método de limpieza.
- O, si lo prefieres, puedes mezclar un par de cucharadas de miel con un poco de leche y canela, aunque este peeling hay que lavarlo tras dos minutos de exposición como máximo.
Peeling para pieles con acné
Estas tienden a ser delicadas y grasas por la propiciación de manchas, aunque no se les considera como mixtas ya que los granitos de nuestro rostro son, básicamente, heridas o zonas infectadas. Mediante el aloe vera, un poco de aceite de coco y esencia de árbol de té este peeling puede ser perfecto para limpiar las impurezas de tu rostro y regenerar la piel.
Puedes escoger otro tipo de peeling un poco más fuerte, pero también igual de efectivo mediante ralladura de limón, aloe vera y azúcar. Al tratarse de un cutis más delicado pero infectado, lo mejor es que realices el peeling una vez por semana, además de seguir el tratamiento habitual que utilices -recomendado siempre por un dermatólogo-.
Peeling para pieles secas
El bicarbonato es un ingrediente menos agresivo para las pieles secas, por eso es bueno realizar los peelings con este básico de manera más habitual. Le añadimos un poco de aceite de oliva y unas gotas de rosa mosqueta para que suavice e hidrate a la vez que limpiamos el cutis.
Con este tratamiento regeneraremos la piel del rostro, por lo que deberíamos seguir este peeling una vez a la semana. Con el tiempo, veremos cómo el brillo y el estado del cutis vuelve a rejuvenecer y a hacerse cada vez menos graso. Pero para ello debemos seguir una constante de cuidado y no perder el hábito.
Importancia de una piel perfecta
Para realizar los peelings, además de para aplicar cremas u otros exfoliantes, es importante tener la piel perfecta y libre de impurezas. Para ello debemos lavar a conciencia el rostro, pero siempre cuidando de no hacer daño. Este paso es importante para antes y después de la aplicación del tratamiento.
El peeling requiere de concentración y un masajeo constante. Por eso, tras lavar y eliminar los restos de la cara, humedeceremos la zona con agua limpia y masajearemos con un poco de material de los peelings que hemos mencionado. Es mejor escoger uno solo e ir probando más adelante con los demás por si no sabemos el tipo de piel que tenemos. Eso sí, evitaremos la zona de los ojos y los labios, para que no nos entre nada.
El contenido del peeling se deja actuar durante unos tres o cinco minutos y luego se retira con más agua. Es importante hidratar continuamente, para que la piel no pierda sus propiedades y para que la pasta que hemos fabricado en casa no dañe o irrite más adelante nuestro rostro. Si tienes la piel bastante seca, este paso es importante, ya que algunos ingredientes pueden afectarte más.
Es bueno repetir este tipo de procesos pertenecientes a los peelings cada 15 días o, como máximo, una vez a la semana si tuviéramos una piel más manchada o afectada por el ambiente. Si sueles realizarlos de manera periódica, verás cómo el resultado es más latente con la continuidad y no te será necesario intervenir en tu cutis.