La alimentación es el factor esencial para lucir una piel libre de impurezas y un cutis sano. A veces sólo tenemos en cuanta los productos que aplicamos en nuestro rostro, cremas, mascarillas, maquillaje, etc. Debemos empezar teniendo en cuanta también aquello que consumimos ya que se convierte en parte de nuestro organismo, de ahí el dicho ' somos lo que comemos '.
Nutrientes básicos esenciales
Vitamina A: ayuda a renovar la piel y las mucosas. Se encuentra en alimentos de origen animal como el hígado, el huevo o los lácteos, especialmente los bajos en grasa. El beta-caroteno es el nutriente que podemos encontrar en los vegetales de color naranja, amarillo o verde oscuro, es el precursor de la vitamina A. Ésta también aporta acidophillus, bacterias que benefician nuestra salud intestinal.
Vitamina B: presente en la mayoría de los alimentos de origen vegetal como las verduras, la fruta o los frutos secos y en los de origen animal como la carne o el pescado. Ésta interviene en los procesos de renovación celular.
Vitamina C: es uno de los ingredientes básicos de muchos cosméticos. Ayuda a protegernos del envejecimiento y además nos protege del sol y la contaminación. Podemos reducir las arrugas y otorgar brillo al rostro. Obtenemos vitamina C si comemos frutas como la naranja, el melón, los tomates o el kiwi.
En la carne y el pescado encontramos otros nutrientes como son el selenio que tiene poder antioxidante y el zinc que ayuda a eliminar radicales libres y favorece la renovación celular.
Por otro lado, el té verde es una bebida que aporta muchos beneficios a nuestra piel. Tiene propiedades anti-inflamatorias y puede ayudar a prevenir el cáncer de piel.
El aceite de oliva, el aguacate, las nueces y el pescado son imprescindibles también para conseguir una piel saludable. Son ricos en grasas insaturadas, aquellas que están libres de hidrógeno. El brócoli al igual que las plantas de la misma familia como la col o el repollo, contienen sustacias que nos ayudan a protegernos de las agresiones externas.
Pero sin duda la pieza clave para mantener una piel sana el agua. Todos conocemos la importancia que tiene para nuestro organismo. Ayuda a eliminar toxinas, limpia los poros y favorece la generación de proteínas que aportan firmeza y elasticidad a la piel.
Para conseguir una piel hidratada es necesario beber una cantidad de entre 1,5 y 2 litros al día. Aunque las infusiones, los refrescos, las frutas y las verduras contienen agua, ninguno de ellos sustituye a este elemento tan importante.