Una sonrisa bonita y atractiva es la mejor carta de presentación de una persona, por lo que hay que cuidarla ocultando las imperfecciones que podamos tener. Para ello, hay diversos implantes y tratamientos de cirugía estética, como las carillas dentales.
Las carillas dentales, también denominadas 'frentes laminados', son moldes fabricados a la medida de la dentadura de la persona que vaya a utilizarla y se colocan sobre ella. Es un tratamiento de belleza en el que, en ocasiones, para su colocación es necesario limar parte del diente para que la anchura de estos no sea excesiva.
La principal función de este tratamiento de cirugía estética es el enmascaramiento de malformaciones en los dientes ya sea en forma, color, e incluso, la posición de estos. En la mayoría de ocasiones estos moldes suelen colocarse en la zona frontal de la dentadura ya que es la que se encuentra más a la vista cuando mostramos nuestra sonrisa.
Pero, ¿qué diferencias hay entre las comunes fundas dentales y las carillas dentales? Pues bien, las fundas, que también se denominan 'coronas dentales', recubren las piezas dentales por completo, mientras que las carillas cubren la parte frontal de nuestra sonrisa. De igual manera, para la colocación de las fundas dentales es necesario que se limen los dientes al menos 1,5 milímetros, mientras que con las carillas apenas es necesario y cuando se lleva a cabo no se sobrepasan los 0,7 milímetros.
Por otro lado, las fundas comunes se utilizan por estética y por un posible surgimiento de dientes debilitados, estas carillas se utilizan para enmascarar las imperfecciones de los dientes. Además, como ya hemos comentado anteriormente, las fundas suelen utilizarse en cualquier pieza dental, mientras que las carillas se usan normalmente en la zona de la sonrisa.
Tipos de carillas dentales
Dentro de este tratamiento de belleza se pueden distinguir las carillas de composite y las carillas de porcelana o cerámicas. Sea cual sea el material del que están hechas estas carillas, su principal objetivo es imitar lo máximo posible el esmalte natural del diente de la persona que lo luzca.
Carrillas de composite
De esta manera, en este tratamiento de belleza las carillas de composite están fabricadas con resina acrílica que cumple la función de matriz. A esta resina se le unen unas partículas cerámicas que aportan resistencia y un mejor aspecto a los moldes. La forma de aplicación es bastante fácil. Se van dando capas de composite con luz ultravioleta hasta que se consigue la forma que se desee.
Las características principales de estas carillas es que no necesitan mucha preparación de la dentadura, un aspecto muy importante a tener en cuenta, además de ser bastante rápidas en el momento de la aplicación. Son totalmente personalizables y se puede ajustar su color y su forma mientras que se procede a su colocación, lo que hace que si no se está conforme en el momento pueda rectificarse. Pero también cuenta con aspectos negativos y es que, en comparación con las carillas de porcelana o cerámica, su vida útil es inferior, pueden cambiar de color con el tiempo y tienen más facilidad de que se produzca una fractura en ellas, aunque también hay que destacar que tienen fácil y rápida reparación si se producen pequeñas fracturas por los bordes.
Carrillas de porcelana
Por otro lado, se encuentran las carillas de porcelana que están fabricadas con cerámica de vidrio y reforzada con leucita. A diferencia de las composite, estas se elaboran a medida de la dentadura de la persona en un laboratorio para la posterior colocación en el paciente con un adhesivo muy potente.
De este modo, las carillas de porcelana logran una tonalidad y aspecto mucho más natural que las de composite. Además son mucho más resistentes, incluso más que el propio esmalte, y la tonalidad permanece durante mucho más tiempo. Aunque requieren un limado previo, este proceso cada vez se está reduciendo consiguiendo espesores más pequeños en los moldes. La fabricación de estas carillas es mucho más lenta que las composite, puesto que se elaboran en el laboratorio y no en el momento de aplicación. Además, al contar con una superficie bastante lisa, no se acumula mucha placa bacteriana, lo que ayuda a que la higiene sea mucho más fácil de mantener.
Precios de las carillas dentales
Una de las desventajas de este tratamiento de belleza es el alto coste de las carillas. El precio de ellas puede ser muy variable y depende de la clínica en la que se lleve a cabo la fabricación y colocación de estas, así como el material, ya que las de composite son más baratas que las de porcelana o cerámica.
Como orientación, las carillas de porcelana o cerámica podemos encontrarlas ente 400 y 700 euros, aunque hay muchas clínicas en las que estas piezas han alcanzado los 1.000 euros por carilla. En el caso de las carillas de composite el precio es menor, aunque de igual modo resultan muy costosas. Su coste se situaría en torno a los 300 euros.
Ventajas y desventajas de las carrillas
Por lo general, todos coinciden en que las carillas dentales de porcelana o cerámica son la mejor opción de las posibles a elegir. Si nos fijamos en sus características, resulta del todo cierto. La principal desventaja es que tiene un coste muy elevado por una sola carilla, por lo que si piensas colocarte toda la parte frontal de la dentadura, el precio podría resultar muy muy alto. Otra de sus desventajas es que es un proceso irreversible y tu dentadura puede volverse un poco más sensible a aquellos alimentos muy calientes o muy fríos.
Como ventajas, las carillas de porcelana ofrecen un aspecto natural a tu dentadura. No tendrás problemas con tus encías, ya que al ser de este material, estas las tolerarán a la perfección. Además, y es de reseñar, lucirás un brillo muy natural en tu dentadura.
Por parte de las carillas de composite, hay que destacar que, aunque es un tratamiento duradero, la vida media de esta técnica se sitúa en torno a los 5 y los 10 años aproximadamente. Pasado este tiempo las clínicas recomiendan que el proceso vuelva a realizarse, ya que el material ha podido debilitarse, perder la tonalidad con la que contaba al principio o incluso tener alguna marca propia del paso del tiempo y del uso de nuestros dientes.