Tan importante como desmaquillarse la cara es la exfoliación, es decir, la retirada de las células muertas de la piel. La frecuencia con la que es necesario exfoliarse dependerá del tipo de piel; por lo general las pieles grasas necesitan exfoliarse entre dos y tres veces por semana, mientras que los rostros secos tendrán suficiente con una única vez.
Si no deseas comprar un exfoliante o ninguno de los que has probado te va bien, en Bekia Belleza te queremos enseñar un pequeño truco para abrir los poros y facilitar la limpieza de la cara, evitando en la medida de lo posible la aparición de impurezas.
Exfoliante a base de miel, almendras y limón
Hierve un litro de agua y déjalo enfriar durante unos 30 segundos una vez retirada la cazuela del fuego. Entonces inclina la cabeza sobre el recipiente, dejando la cara a unos 20 centrímetros del agua y tápate la cabeza con una toalla. Aguanta el mayor tiempo posible en esa posición, no sobrepasando nunca los cinco minutos de exposición.
Ahora queremos ir un poquito más lejos y te vamos a enseñar a fabricar un sencillo y eficaz exfoliante casero que nunca debes realizar si eres alérgica a alguno de los ingredientes.
Para ellos necesitará una cucharadita de miel, dos almendras trituradas y una cucharadita de jugo de limón.
Mézclalo todo y aplica el resultado sobre tu rostro. Deja que el exfoliante actúe y luego enjuágate la cara con abundante agua tibia.
Cómo aplicarse el exfoliante
Para que el exfoliante haga el efecto deseado, es importante seguir una serie de pasos a la hora de aplicarse. Unos trucos que se deberán tener en cuenta tanto si el exfoliante es casero como si se ha comprado en una tienda de cosmética.
Aplica el exfoliante con un suave masaje, centrándote principalmente en aquellas zonas de la cara más secas y ásperas. Además, para conseguir la máxima eficacia es preferible que la piel esté ligeramente húmeda, lo que facilitará el arrastre de las impurezas al retirar el exfoliante.