No debemos olvidar que una moderada exposición diaria a los rayos solares (unos 10 o 20 minutos en horas donde hay menor riesgo, es decir, antes de las 10 de la mañana y después de las 4 de la tarde) favorece la síntesis de vitamina D en el cuerpo. Sin embargo, si no nos protegemos o si exponemos nuestro cuerpo en exceso al sol, sufriremos los efectos negativos de los rayos ultravioleta. Estos resecan la piel, provocan su envejecimiento prematuro, manchas, pérdida de elasticidad y aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel. Además, las células de la piel se dice que tienen memoria, porque los daños causados ahora, especialmente por las quemaduras, pueden tener efectos hasta dentro de 20 años.
A corto plazo, el calor, la humedad, el sudor y los rayos solares pueden hacer que nuestro cuerpo no luzca este verano una piel bonita. Por eso, en Bekia Belleza te queremos dar 5 pasos o consejos para que en verano tu piel sufra lo mínimo y luzca bonita y radiante.
1. Mantén la piel limpia e hidratada
Una correcta limpieza de la piel es muy importante para tenerla cuidada durante todo el año, pero más en verano. Así eliminamos impurezas, sobre todo cuando el calor nos hace sudar en exceso. Utilizaremos para ello jabones suaves, que no sean agresivos ni contengan perfumes, la simpleza es la clave del éxito en la piel. De vez en cuando es recomendable aplicarse una crema exfoliante como parte de estos cuidados, para eliminar impurezas y células muertas, con el fin de que cuando apliquemos productos hidratantes los absorbamos mejor.
Sobre la hidratación, ésta es absolutamente indispensable en la época estival. Al igual que el frío del invierno reseca nuestra piel, el calor del verano hace lo mismo, sobre todo si la exponemos directamente al sol. Hidratación dos veces al día : por la mañana y por la noche, es la fórmula óptima.
2. Utiliza protección solar, cogerás el bronceado igualmente
Utilizar cremas protectoras cuando vamos a exponernos al sol (en la playa, parque, etc) parece una cuestión evidente, pero mucha gente no la respeta. Por falta de costumbre o miedo a no obtener el bronceado deseado, estamos, por un lado, arriesgándonos en gran medida a desarrollar cáncer de piel y, por otro, asegurándonos la sequedad y el envejecimiento prematuro de la piel.
Sin embargo, una cuestión no tan conocida es que debemos de aplicarnos protección solar un FPS (Factor de Protección Solar) de al menos 15 siempre que vayamos a salir a la calle. También si está nublado, ya que las nubes no evitan que nos llegue radiación ultravioleta. Para mayor comodidad elige productos que no dejen la piel pegajosa, y para la cara lo mejor es utilizar una base de maquillaje con FPS.
La crema de protección solar no evita que adquiramos bronceado, podemos tardar más, pero eso no es excusa para arriesgas nuestra piel y salud. Lo que hoy ganes con más color, lo perderás con envejecimiento y sequedad de la piel con los años.
3. Evita el exceso de humedad
El agua del mar, la piscina, las duchas que te des a lo largo del día... No debemos renunciar a ellas, por supuesto, pero sí que debemos de tener en cuenta unos cuidados para que la piel no pierda hidratación.
Antes de nada es importante recalcar que si tenemos oportunidad de bañarnos en agua de mar, esto será muy positivo para la piel, ya que le aporta muchos minerales. Además, es la mejor terapia para afecciones cutáneas como la psoriasis, los eccemas o las alergias, y es que es lo más natural y completo que podemos aplicarnos. Pasando el verano en zona costera, no necesitamos apenas más cuidados para la piel, excepto la crema hidratante.
Sin embargo, el agua de piscina, por su contenido en desinfectantes químicos y cloro, es más dañina para la piel. Mientras no tengamos ninguna dolencia cutánea que haga que nos afecten estos productos, simplemente tendremos que limpiar bien la piel tras salir de la piscina y no olvidarnos de la crema hidratante.
Después de cualquier baño o ducha que nos tomemos, independientemente de que sea en la playa, piscina o baño, debemos secarnos la piel lo antes posible, aunque haga calor, para no mantener la humedad, pues esta tiende a secar la piel. Lo haremos dándonos golpecitos suaves con la toalla, ¡nada de frotar!
4. Sigue una alimentación rica en vitaminas y bebe más agua
En verano debemos asegurarnos de consumir alimentos con vitaminas A, B3, B6, C y E, cosa que conseguiremos fácilmente con una dieta equilibrada, porque muchos alimentos las contienen. La vitamina A nos ayuda a coger bronceado, fomenta la regeneración celular y la formación de colágeno. Además, previene el acné y resulta muy útil para personas con problemas de psoriasis. La zanahoria es de los alimentos que más vitamina A contienen, además de las espinacas, los huevos, el brócoli o el melón.
La vitamina B es uno de los antioxidantes más potentes. Concretamente la B3 nos protege de los rayos solares y ayuda a prevenir el cáncer de piel. La vitamina B6 combate la piel grasa, y podemos encontrar ambas vitaminas en carnes, pescados, alubias y nueces, entre otros.
La vitamina C también es antioxidante, favorece la síntesis de colágeno y también es un arma para acabar con las manchas cutáneas. Las fresas, los cítricos, la sandía y el melón tienen vitamina C, pero también el perejil, los tomates, el brócoli y las patatas. Por último, la vitamina E también es un gran antioxidante, y tiene propiedades cicatrizantes. Lo encontramos en aceites vegetales, legumbres, cereales y huevos.
A toda esta dieta no debemos olvidar incluirle mucha agua. La regla básica de la piel es que para que luzca bonita e hidratada por fuera, debemos hidratarnos por dentro. No debemos agobiarnos con beber cantidades exageradas de agua, sólo basta con incrementar su ingesta, cosa que no nos costará nada por culpa del calor. Sin embargo, evita las bebidas gaseosas: su alto contenido en azúcar resulta dañino para la piel
5. Vigila la ropa que pones
Llega el verano, el calor, y parece que sólo podemos soportar las altas temperaturas con camisetas de tirantes. Sin embargo, es preferible que utilicemos ropa que cubra más partes del cuerpo pero que sea ligera, para que no de calor y la piel traspire.
Por otro lado, la ropa blanca es más fresca, pero no nos protege de los rayos solares, sin embargo, la ropa oscura sí que lo hace. Evita también la ropa muy ajustada, que que haga sudar, no deje pasar el aire y favorezca la humedad, cosa que debemos aplicar también a los bañadores: asegúrate de que son de secado rápido. Así mismo, los sombreros y las gafas de sol también ayudarán a nuestra cara a protegerse de los rayos ultravioleta.