Muchas personas consideran que la piel está suficientemente cuidada únicamente por aplicarse a diario crema facial, tanto diurna como nocturna, así como crema hidratante corporal para cuidar el cuerpo en general. Pero lo cierto es que los cuidados tiene que ir mucho más allá para que tu piel esté en perfecto estado tanto por fuera, en apariencia, como por dentro, con una dermis sana.
Uno de esos tratamientos que requiere la piel es la exfoliación. Quizá la exfoliación sí está mucho más extendida y es mucho más popular para el rostro puesto que forma parte de otros tratamientos de belleza como son la limpieza facial o la aplicación de diferentes mascarillas, ya sean caseras como de alguna firma de cosmética.
Exfoliación para elimiar las células muertas
Sin embargo, hay cierto tiempo, al igual que en el rostro, es preciso hacerse una buena exfoliación corporal como la que eliminar las células muertas y conseguir una piel brillante, libre de impurezas, hidratada, elástica y perfecta.
Y es que, aunque de forma natural la piel de una persona se regena cada veinte o treinta días, es necesario dar un empujoncito a esa regeneración de forma 'artificial', haciendo una buena exfoliación de forma semanal o, al menos, en el peor de los casos, una vez al mes.
Es más, algunos expertos apuntan a que la exfoliación de la piel favorece el retraso del crecimiento del vello tras la depilación o que una piel bien exfoliada se bronceará mucho mejor. Además de que una piel exfoliada es una piel sana y libre de impurezas y factores que le den un aspecto aviejado.
Cómo hacer una buena exfoliación
Ahora bien, como en muchos de estos tratamientos, lo sencillo a veces no lo es tanto, de tal manera que hay que saber cómo realizar la exfoliación para conseguir el resultado preciso y deseado, de tal manera que no se haga este tratamiento 'para nada'. Y para ello deberás hacerte con un guante o una espoja de crin, o bien con un cepillo corporal o incluso una piedra pómez, un artilugio que te ayudará en tu propósito.
Pasos para una correcta exfoliación de la piel
- Empezaremos preparando la piel pasando una toalla por todo el cuerpo, para empezar a levantar esas pieles muertas y deshidratadas.
- Pasa la esponja o el guante de crin sobre la piel seca para un primer contacto levantando ligeramente las pieles muertas.
- Empezaremos por los pies. Mójate los pies y elimina las callosidades e impurezas que tengas utilizando la piedra pómez, la mejor ayuda para decir adiós a los callos y las durezas.
- A continuación mójate el resto del cuerpo, sin excesiva cantidad de agua, únicamente que esté húmeda.
- Extiende el exfoliante desde la planta de los pies hasta la cara, excluyendo esta última parte, que tendrás que limpiarla siguiendo otro método, con un exfoliante específico para esa zona del cuerpo.
- Una vez extendido todo el exfoliante, una buena forma de que penetre en el cuerpo es, utilizando un cepillo corporal, ir haciendo círculos por todo el cuerpo ejerciendo una suave presión, sobre todo en las zonas más 'dañadas' o que más sufren.
- A continuación deja que el exfoliante actúe durante tres o cuatro minutos antes de retirarlo.
- Retira el exfoliante con abundante agua, preferiblemente tibia.
- Una vez eliminado todos los restos de exfoliante, puedes ducharte con tu gel habitual y a continación aplicarte tu crema corporal. De la misma forma deberás actuar con los pies, aplicándote la crema hidratante que uses a diario para ellos.
Qué tener en cuenta para la exfoliación
Como puedes comprobar, esta exfoliación es muy sencilla y no será preciso acudir a ningún centro de estética para hacerte este tratamiento. Eso sí, también existe la posibilidad de acudir a tu centro de confianza para, cada cierto tiempo, hacerte una completa limpieza profesional que te permite revitalizar tu piel con ciertas arcillas y productos naturales profesionales.
Asimismo, también tienes que tener presente que cada piel requiere un tipo de cuidado y, por tanto, en función de tu tipo de piel, así deberá ser tu exfoliante. Algo que tendrás que tener aún más en cuenta si tu piel es sensible, puesto que si aplicas un exfoliante muy fuerte, con ciertos componentes o lo extiendes haciendo demasiada presión, lo más probable es que tu piel acabe con rojeces e incluso algún que otro sarpullido.
Exfoliante casero, una gran opción
Por lo tanto, antes de comprar un exfoliante, asegúrate de que sus ingredientes no le harán ningún mal a tu piel, cada vez hay menos productos que no llevan el sello que indican que están dermatológicamente probados y no deberían causarte ningún problema.
Sea como fuere, nuestra recomendación es que emplees productos lo más naturales posibles, que te olvides de los químicos y apuestes por componentes naturales. Incluso puedes animarte a hacer tus propios exfoliantes caseros con los ingredientes que tienes en casa : algo tan sencillo como mezclar azúcar moreno con un poco de aceite de oliva y con zumo de limón. Se mezcla todo bien y conseguirás una masa que se convertirá en una gran exfoliante que puedes aplicar tanto en tu cuerpo como en tu rostro.