Es aquí cuando retrocederíamos en el tiempo para volver a esos días de invierno en los que nos olvidamos de nuestros pies y los encerramos en unas botas sin prestarles la atención necesaria para que al llegar el momento de lucir esas sandalias de tacón que volvemos a sacar de nuestro armario, no tengamos que realizar esos tratamientos express los días antes.
Ya no sólo por tenerlos preparados para cuando llegue de nuevo el verano, los pies es una parte de nuestro cuerpo que necesitan incluso más cuidado que otras. Soportan nuestro peso durante todo el día, nuestros pies sufren más de lo que creemos ya sea estando parados o caminando. Utilizamos zapatos en ocasiones demasiado prietos o que no se adaptan como deberían y en el caso de las mujeres, tacones de infarto que a veces soportamos durante una larga jornada.
Evita las grietas y la sequedad
Poco a poco, aunque no nos demos cuenta, la piel de esta parte del cuerpo se va haciendo más rugosa y áspera, aparecen grietas, durezas y con el tiempo hasta callosidades. Es por eso que no sólo en verano debemos cuidarlos como se merecen, es necesario mimarlos siempre par mantenerlo perfectamente cuidados siempre y evitar que esas fisuras aparezcan.
Para combatir ese resecamiento, podemos comenzar eliminando las células muertas bien con una exfoliación o con la piedra pómez. Si lo hacemos de vez en cuando, llegará el verano y podremos presumir de tener unos pies perfectos.
Además de eliminar esas células muertas, debemos sobre todo hidratarlos a diario. No esperes a tener los pies secos para darles un buena capa de crema. Para esos días en los que necesitas un extra de hidratación, puedes darte una buena capa de crema y a continuación ponerte unos calcetines. Délo actuar toda la noche y te levantarás con unos pies mucho más suaves e hidratados.
Para esos días en los que notamos que tenemos los pies más hinchados o cansados de lo normal, podemos optar por sumergirlos en un relajante baño. Uno de los remedios más populares es sumergir los pies en agua con sal. Lo único que tienes que hacer es preparar un recipiente de nuevo con agua tibia y echar un poco de sal, preferiblemente gruesa y dejarlos reposar durante 15 o 20 minutos aproximadamente.
Seguro que si les prestamos los cuidado necesario durante el invierno, no tendremos que preocuparnos en verano por nuestros pies ya que están perfectamente a punto.