La piel es el mayor órgano del cuerpo humano. Cubre todo el cuerpo y actúa como barrera protectora aislando al organismo del medio que lo rodea. De esta forma le protege, le ayuda a mantener la integridad de su estructura y le conecta con el entorno.
La piel de la mujer es más fina y sensible que la del hombre, que además de ser más gruesa y fuerte, es más grasa y produce más sebo, ya que posee mayor cantidad de andrógenos.
¿Por qué hay que hidratar la piel?
Como ya sabemos, la piel protege al organismo de agresiones externas que pueden afectar a su equilibrio natural. Esta función la cumple gracias a su propio mecanismo de hidratación que la mantiene, a su vez, flexible y resistente.
Pero casi siempre y por diversos factores a los que estamos expuestos diariamente, el mecanismo natural no es suficiente y debemos aportar una ayuda extra que evite la sequedad de la piel, las grietas, la descamación o la tirantez. Y es que el cuidado de la piel y su hidratación es esencial a cualquier edad y en cualquier época del año.
Además es bueno saber que con el paso del tiempo las glándulas sebáceas son menos activas y la piel pierde, en cierta medida, la capacidad de retener agua, por lo que se reseca con más facilidad.
Por otro lado, la calefacción, el aire acondicionado y el sol son factores externos que facilitan la evaporación de agua. El tabaco y el alcohol también son son componentes que agreden a la piel.
Si la piel no tiene un completo equilibrio será más probable la aparición de arrugas, manchas, celulitis o flacidez.
¿Cómo se hidrata la piel?
Para mantener la piel hidratada se debe proporcionar agua a nuestra piel. Es aconsejable que este proceso de aporte de agua se haga de distintas formas.
- Hay que hidratar la piel tanto en el exterior como en el interior. Desde el exterior se hará con el uso de cremas hidratantes que aportan la combinación necesaria para mantener la piel sana, suave y luminosa. Desde el interior se hará con el hábito de beber un mínimo de ocho vasos de agua al día aunque si es más, mejor. El exceso, en este aspecto, nunca será perjudicial, sino todo lo contrario.
- Mantener una alimentación completa, variada y balanceada es esencial. Los productos y rutinas que hidraten la dermis son muy importantes.
- Usar productos hidratantes acorde con las necesidades de cada uno es una cuestión básica. Es muy importante saber qué tipo de piel tenemos y tenerlo en cuenta a la hora de elegir o comprar lociones o cremas.
- La piel de la cara es la más sensible de todo el cuerpo, por eso, la rutina de limpieza facial debe incluir siempre la hidratación ya que refresca y relaja el rostro.
- Hay que tener en cuenta cuáles son los mejores momentos para hidratar la piel y en los que las rutinas que llevemos a cabo serán más efectivas. Los momentos perfectos para hidratar la piel mediante cremas o lociones son por la mañana y por la noche. Por la mañana será tras levantarse de la cama y antes de empezar la rutina diaria y por la noche, justo al final del día, después de haber eliminado el maquillaje por completo. Siempre con la cara totalmente limpia para que no haya ninguna partícula de suciedad que impida una completa penetración del producto hidratante.
- Los baños termales, las saunas y los baños de vapor mejoran notablemente el nivel de hidratación de la piel.