Se dice que donde hay pelo hay alegría, pero lo cierto es que son muchas las mujeres que deciden eliminar todo el vello de su cuerpo para verse bien y sentirse mejor. Ya sea por sucumbir a los estrictos cánones de belleza que impone la sociedad, por higiene o porque simplemente les apetece, dejar su piel como la del culito de un bebé es una rutina de belleza fundamental para muchas chicas y chicos, y cada una de ellas elige una forma diferente para depilarse. Cera, láser, pinzas, aparatos eléctricos, ... Existen varias opciones en el mercado, pero de todas ellas, las que más se utilizan son las cuchillas de toda la vida.
Resulta que afeitarse es una forma muy eficaz, rápida e indolora de quitar el vello de alguna zona del cuerpo. Además, las cuchillas desechables son muy baratas y poco a poco se han ido desmintiendo mitos muy arraigados como que el afeitado provoca que el pelo luego crezca más fuerte y grueso (es solo una sensación al tacto, realmente crece como siempre). Así, las cuchillas nunca suelen faltar en el baño de cualquier hombre o mujer que prefiere ver sus piernas, brazos, axilas, pecho o zonas íntimas completamente libre de vellos.
Sin embargo, a pesar de todas las ventajas comentadas anteriormente sobre el afeitado, lo cierto es que pasar una cuchilla por tu piel repetidas veces acaba provocando una irritación bastante molesta. Recuerda que al rasurarte puedes pegar pequeños tirones de pelo y estás exponiendo tu dermis a un roce constante. Por fortuna, una serie de acciones a tener en cuenta antes y después del afeitado pueden ayudar a prevenir la irritación o a calmarla una vez que ha aparecido. Así, podrás presumir de una piel bonita y libre de pelos sin preocuparte por las antiestéticas rojeces o granitos que suelen aparecer tras pasarte la cuchilla.
Antes del afeitado
Una de las partes más importantes a la hora de evitar la irritación de la piel tras el afeitado es escoger una buena cuchilla que asegure una pasada limpia. Así, elige siempre una maquinilla nueva con las cuchillas bien afiladas y nunca reutilices más de tres veces las desechables: recuerda, por eso son desechables. Una vez que te hayas hecho con una buena cuchilla, puedes rociar la parte del cuerpo que te vayas a depilar con un poco de agua caliente para que los poros de la piel se abran y el vello se corte más fácilmente, sin tirones.
Otro aspecto de vital importancia radica en la lubricación. Es primordial que utilices crema de afeitar para que la cuchilla se deslice de forma sencilla por tu piel, lo que evitará que aparezca la irritación que provoca la fricción de cualquier objeto por la piel seca. En su defecto, puedes usar jabón e incluso crema hidratante, pero recuerda que nunca será suficiente con las bandas de gel que las cuchillas desechables suelen incluir, a no ser que quieras ver un sarpullido notable tras la depilación.
Durante el afeitado
Si bien mucha gente considera que lo mejor para depilarse con cuchilla es hacerlo a contrapelo, lo cierto es que tu piel agradecerá que te afeites en el mismo sentido en el que crece el pelo. Aunque la primera opción es más rápida, también es mucho más agresiva con tu piel y la dejará sensible y dolorida. Tampoco debes dar muchas pasadas por la misma zona que estás depilando, algo muy relacionado con la calidad de la cuchilla: cuanto más nueva sea, más afiladas estarán sus hojas y menos pasadas harán falta para eliminar el vello. Del mismo modo, evita ejercer demasiada presión sobre la piel, ya que si te pasas apretando puedes provocarte algo mucho peor que una irritación: un corte o rozadura.
Después del afeitado
Contrariamente a cómo has de empezar, lo ideal es que limpies los restos de espuma o gel que quedan en la piel después del afeitado con agua fría o templada, para calmar el ardor que suele provocar el rasurado y cerrar el poro de la piel. A la hora de secarte, no aprietes mucho la toalla sobre la zona afeitada y tampoco la arrastres, sino que debes dar pequeños toques para eliminar el exceso de agua. Por último, hidrata bien tu piel con una buena crema o loción que le permita recuperarse y evitar la irritación. En los días posteriores al afeitado, y dependiendo de la zona que se ha depilado, también se recomienda exfoliar la dermis con una esponja o gel especial, lo que ayudará a prevenir la aparición de los molestos pelos enquistados, que pueden convertirse en una complicación mucho mayor si no se tratan a tiempo.
Teniendo en cuenta todos estos consejos, depilarse con cuchilla dejará de ser una especie de tortura y tu piel lucirá mucho más bonita tras el afeitado, sin tener que preocuparte por la posible aparición de eccemas o enrojecimientos producidos por la irritación.