Fofisano. Pocos son los que pueden escuchar este término popularizado en Twitter sin que le rechinen los dientes. Unido a "gordibuena" y "juernes", es de esas nuevas palabras compuestas que han calado entre la población de Internet por su rapidez para describir conceptos ambiguos sin necesidad de demasiadas explicaciones. Pero como no todo el mundo puede estar al día sobre las increíblemente pasajeras modas de las redes sociales, en este artículo te explicamos al detalle en qué consiste exactamente un "fofisano".
Usado exclusivamente para referirse al género masculino, un hombre fofisano es aquel que, aún teniendo un cuerpo esencialmente saludable, muestra una incipiente barriga cervecera, una curva no muy exagerada en su cuerpo que sugiere que, aunque puede que pase un par de ratos en el gimnasio, no le obsesiona su peso y puede tragarse media pizza familiar para luego bajarla con tres o cuatro copas sin ningún tipo de complejo. Es decir, el cuerpo fofisano es el perfecto punto intermedio entre unos abdominales cincelados y un tripón: una suave y abrazable barriga.
La palabra "fofisano" es una traducción del término "dadbod" ("cuerpo de papá"), que fue utilizado por primera vez por Mackenzie Pearson, una estudiante de la Universidad de Clemson (Carolina del Sur), en un artículo publicado en marzo de 2015 el periódico universitario online The Odyssey. En aquel breve texto, la autora aseguraba que el cuerpo masculino con un michelín de más se estaba convirtiendo en toda una tendencia entre las mujeres jóvenes, que empezaban a pasar del típico torso musculado para lanzarse a por la sana barriga de aquellos menos en forma.
¿Por qué gustan los fofisanos?
Según Pearson, los fofisanos apelan a la autoestima de las féminas, ya que el no tener a su lado a un hombre de cuerpo perfecto les hace sentir las "guapas" de la relación y no hay competición con su pareja sobre quién tiene menos peso. Además, esa falta de preocupación por su aspecto que tienen los poseedores del "dadbod" va normalmente acompañada por el gusto por la buena comida, por lo que una chica podría zampar a su lado todo lo que quisiese sin sentirse juzgada, lo que resulta toda una liberación.
Pearson también argumenta que la curva blanda de los fofisanos los hace idóneos para abrazos, achuchones y demás arrumacos que resultarían un poco incómodos de realizar con una tableta de puro músculo.
Por último, con un fofisano, una mujer sabe en lo que se mete: la misma barriga que un hombre tiene a los veintipocos posiblemente también la conserve a los treintatantos, y a los cuarenta y muchos; hay tiempo para acostumbrarse y llegar incluso a adorar ese michelín sobrante de su pareja, en vez de sentirse decepcionada por el natural aumento de peso que a menudo viene con el paso de los años.
Por lo tanto, el secreto del éxito de la curva de los fofisanos (obviando sus reminiscencias al complejo de Electra en el idioma original) es la sensación de seguridad que provoca en el género femenino. La apariencia natural y desenfadada que tiene un hombre con una barriga no muy exagerada resulta atractiva a aquellas que desean una relación en la que puedan relajarse y olvidarse de la presión de estar sexys las veinticuatro horas del día.
Ellos sí, ellas no
Ahora bien, aunque la palabra fofisano/dadbod ha sido rápidamente adoptada y celebrada por aquellos que sienten que les describe, muchas son las personas que la rechazan por motivos que van más allá de su ridículo sonido; siendo el principal de ellos que su mera existencia es una confirmación de las desigualdades de género. Y es que, si bien un hombre puede olvidarse del gimnasio y pasear su michelín (o michelines) por la playa con orgullo, sabiendo además que su falta de forma física es alabada en Internet; las mujeres no sufren la misma suerte. Revistas, anuncios, películas y demás manifestaciones en los medios de comunicación las apremian día a día para que pierdan peso, estén definidas, depiladas, hidratadas, maquilladas y perfectas cada segundo de su vida, no vaya a ser que el resto de la sociedad no las aprecie o tome en serio.
Un joven fofisano puede ir perfectamente del brazo de una supermodelo, pero cualquiera se preguntará qué malas artes habrá usado una chica rellenita para tener a su lado a un Adonis. Incluso las "gordibuenas" (otro término virtual para referirse a las mujeres con exceso de peso pero deseables) tienen que cumplir el requisito de poseer una cara hermosa y un reparto de la grasa centrado en el busto y las nalgas para resultar atractivas, mientras que a su contraparte masculina le bastará con que la curva de su barriga no recuerde a la de un embarazo. Así, según los detractores del término, "fofisano" no es más que otra demostración de que la sociedad siempre exigirá a hombres y mujeres distintos estándares de belleza, siendo los de los primeros muchísimos más fáciles de alcanzar.
Famosos orgullosos de su barriga
El actor californiano se ha erigido como el famoso fofisano por antonomasia, aunque ya lucía michelín desde mucho antes de que el término se pusiese de moda. Algunos incluso argumentan que ha sido su absoluta confianza en sí mismo y despreocupación por su peso la que ha contribuido a que el cuerpo fofisano esté en voga
Ben Affleck
Sí, a pesar de que ahora es Batman (los gritos de dolor en Internet no se hicieron de esperar cuando la decisión fue anunciada), Ben Affleck ha cambiado los abdominales de superhéroes por una sana barriga. Aunque al contrario que DiCaprio, él sí tiene la excusa de su paternidad.
Matt Damon
Gracias a su ecléctica carrera, Matt Damon es uno de esos actores a los que hemos podidos ver en todas las formas físicas : desde el cuerpo musculoso de Jason Bourne, un espía, a la innegable gordura de Mark Whitacre, un empleado de una empresa agrícola que se presta ayudar al FBI investigar los trapos sucios de la compañía. En su vida privada, parece que el intérprete se siente muy cómodo con su cuerpo fofisano.
Gerard Butler
Lejos están los tiempos en los que las mujeres suspiraban por el torso del rey Leónidas. Ahora sus abdominales, al igual que la civilización espartana, yacen enterrados; aunque esta vez no bajo el polvo de la Historia, si no bajo una capa de grasa que, aún así, no ha bajado la cotización del actor.
Moda pasajera o simple muestra de que no todos desean tener un cuerpo de gimnasio para sí mismo o su pareja, lo cierto es que, por el momento, los fofisanos están disfrutando su momento de gloria con varias cervezas y una ración de alitas de pollo en mano.