El estrés, una mala alimentación, unas defensas débiles, los excesos o una vida sedentaria muchas veces son las causantes de cosas tan pequeñas como un herpes facial. Pese a su escaso tamaño, estas infecciones cutáneas suelen ser todo un incordio, ya que pican mucho y casi siempre suelen abultarse. Con ello, se hace muy difícil tratar de ocultarlos y de curarlos, por lo que te proponemos unos consejos sobre cómo puedes disimularlos y así hacer vida normal sin que se noten.
Limpiar, desinfectar y proteger la zona del herpes
Lo más importante de todo es tratar la zona infectada. Ya sea mediante remedios caseros a base de avena para resecar la herida causada o con métodos más modernos y médicos, los herpes faciales deben ser curados de inmediato, para que así acaben desapareciendo antes y que no escuezan ni acaben por agrandarse u ocupar zonas nuevas del rostro.
Lo más habitual es que se sitúen sobre el labio, tanto en el superior como en el inferior. Aunque los nasales, que tienen a aparecer por debajo de las fosas nasales o incluso en la cara interna de estas, pueden llegar a ser mucho más incómodos y difíciles de tratar. Aun así, también tienen una solución para que dejen de molestar y de llamar la atención en nuestro rostro.
Una vez sepamos el grado de herpes que tenemos y empecemos a tratarlo, tendremos que ir con cuidado de limpiarlo y desinfectarlo todos los días durante varias veces por jornada. Siguiendo los consejos de un experto, ayudaremos a que la infección acabe por irse y sin dejar rastro. Aunque, mientras tanto, podemos ir tapando el herpes facial con ayuda del maquillaje, ya que muchas personas requieren de un aspecto cuidado para una mejor atención al público.
En el caso de que el herpes que nos ha salido sea labial, lo mejor es proteger la zona con un parche específico para herpes o calenturas de este tipo, ya que así evitaremos dos cosas: que la infección empeore con el maquillaje y que la brocha o pincel que utilicemos no contagie al resto de la cara. En el caso del herpes nasal es un poco más complicado, ya que podemos utilizar un apósito parecido si este está en la zona externa de la nariz.
En ambos casos, la zona del rostro debe estar limpia y desinfectada previamente antes de colocar el parche protector. Además, la piel tiene que estar libre de cremas o humedad para que este apósito consiga pegarse bien a la dermis y no termine cayendo. Una vez colocado, solo será cuestión de aplicar con delicadeza el maquillaje para tapar el herpes y para evitar mover la capa protectora que hemos colocado.
Corregir la zona previamente
Tras colocar la capa protectora indicada para evitar posibles infecciones, debemos preparar un neceser más especial para estos casos. Podemos utilizar los productos de maquillaje que nos ponemos de manera diaria, solo que habrá que añadir un corrector específico si el herpes facial tiene un color más rojizo de lo normal. Además, las brochas y pinceles finos que utilicemos deben lavarse a conciencia después de cada uso, ya que así evitaremos posibles infecciones póstumas.
Lo primero que haremos es aplicar un corrector sobre el apósito protector. Este corrector puede ser el habitual de tu maquillaje diario si el herpes facial que tienes está situado en la zona baja de la nariz, ya que así se puede combinar con la base y se disimula el tono.
Si, en cambio, la infección tiene un tono rojizo muy llamativo, lo mejor es hacerse con un corrector específico en tonalidad más verdosa. Este tipo de maquillaje es especial para utilizar sobre granitos o manchas con una tonalidad más roja o quemada. En este caso, podemos utilizar un poco para tratar de disimular el color que ha ido tomando la infección sobre nuestra piel. Luego, tan solo hará falta aplicar la base de maquillaje habitual y continuar con nuestra rutina de belleza diaria.
Por otro lado, si el herpes se sitúa en la zona del labio, lo mejor es tratar de disimularlo con ayuda de un pintalabios oscuro, pero dentro de nuestra tonalidad natural para que no destaquen demasiado los labios. Perfilar la boca en estos casos es casi imprescindible, ya que nos ayuda a controlar hasta dónde podemos disimular la zona de la infección.
Además, la parte del apósito que se quede fuera de la zona de la barra de labios, la podemos ocultar con un poco de corrector normal y la ayuda de un pincel fino. Así conseguiremos que todo quede bien oculto bajo una capa de maquillaje que habremos ido adaptando con cada zona. Lo mejor es intentar que el apósito esté por entero en el labio, cubriendo la parte afectada, para así tenerlo más fácil después a la hora de cubrirlo.
Dar mayor énfasis a otras zonas
Para evitar que el resto de la cara se quede pendiente del herpes, lo que debemos hacer es tapar la zona afectada y tratar de disimularla a la vez que iluminamos y damos más importancia a otras partes. En este caso, podemos aplicar iluminador sobre los pómulos, la base de las cejas para resaltar la mirada y un poco sobre la frente.
Lo importante del juego de luces y sombras que vamos a crear con esto es que las zonas iluminadas estén contrarrestadas por aquellas partes opuestas, que irán marcadas con polvos bronceadores. Una vez quede todo bien matificado, podemos dar un toque más a los ojos con el rizador de pestañas y una máscara con efecto volumen, un poco de rubor sobre el pómulo y un color más natural y discreto sobre el labio, para tratar de intensificar y potenciar la importancia de la mirada.
Mientras el rostro esté bien delineado y marcado, las zonas difuminadas y con un acabado natural, el herpes puede disimularse por sí solo. También se pueden aplicar un poco de polvos traslúcidos tras el pintalabios, para que así se termine de disimular la textura del apósito para el herpes, en el caso de que este se sitúe sobre la boca.