El estilo más british se traslada a los aromas de manos de las colecciones de una firma con mucha historia. Burberry ha lanzado, desde mediados del siglo pasado, una serie de fragancias que han estado muy ligadas a su estilo tan particular de moda, así como sus cosméticos. Los años de experiencia, la larga carrera de éxitos y los embajadores de sus perfumes, han hecho de esta sea una de las firmas que más conquistan las narices de los seguidores del estilo británico.
El aroma de una marca
A mediados del siglo XIX, en 1856, se creaba por primera vez la firma de ropa Burberry en Basingtoke (Londres) de manos del comercial Thomas Burberry. Pese a que empezó en el negocio vendiendo telas, este emprendedor diseñó una serie de piezas de inspiración muy rústica. Se fijó en que, los tejidos resistentes de los granjeros ingleses, tenían un corte muy elegante y poco explotado todavía.
La gabardina se convirtió en uno de sus must, haciendo de esta prenda todo un icono de la moda masculina londinense. La firma fue adquiriendo cada vez más fuerzas entre los armarios masculinos, incluyendo entre sus piezas más representativas de la moda para hombre las prendas realizadas exclusivamente para el exterior, como los abrigos y los sobretodos. Su nombre no sería reconocido como Burberry a secas hasta su cambio, ya que al principo se denominaba como Burberrys of London.
En 1891 sus hijos decidieron unirse a su padre en el negocio textil y consiguieron hacer de su primera tienda, situada en Haymarket, la sede principal de una firma que acabaría convirtiéndose en un icono de la moda británica. Hoy en día, este establecimiento forma parte del inicio de una cadena que se extiende a nivel mundial. Aunque su papel en la historia no se decanta solo por el diseño de prendas de abrigo masculino, sino que la marca ha seguido creciendo y se ha hecho con la creación de líneas masculinas, femeninas, infantiles y de diversos complementos, como cosméticos, bufandas o perfumes.
Sus perfumes evocan el ambiente londinense
No será hasta el cambio de siglo cuando Burberry empleará al famoso caballero medieval para poner logo a su firma. Aunque se creó en el año 1904, no se incluiría en el etiquetaje de sus prendas hasta los años 20. Pero lo más destacado de su símbolo, sin duda es el significado que trae consigo, ya que aparece en la bandera que porta el caballero una palabra latina 'Prorsum', que significa "seguir hacia adelante" y que el propio fundador dejó muy claro con ello: avanzar hacia el futuro dentro del diseño de sus piezas.
Sin duda, una de las peculiaridades que más se destacan de esta marca es el uso del tartán clásico, que se imprimía en el forro interior de los abrigos, como otro de los símbolos indiscutibles de Burberry. En una combinación de cuadros rojos, negros y camel de diferentes tamaños, sus abrigos, bolsos, frascos, bufandas e incluso paraguas han conquistado a más de medio mundo. Hoy en día son innumerables las copias que se han hecho de sus estampados más característicos. Frente a este problema, la firma tomó medidas legales e hizo de sus cuadros una patente única.
París fue una de las primeras ciudades en hacerle un hueco entre sus comercios a la marca británica, que fue en el año 1910, fecha hasta la cual la firma no había exportado sus tiendas de manera física fura de los límites ingleses. Otras muchas capitales se unirían a la lista de Burberry, como Nueva York o España, que recibirían a la marca en 1970 y 2002 respectivamente. Antes de esa expansión, la Gran Guerra haría de la industria textil más reconocida su propia fábrica de uniformes; algo que no pasó por alto esta firma.
Moda de película
Los abrigos de la marca se hicieron tan famosos que, incluso los actores más sofisticados de la época dorada de Hollywood habían apadrinado a la gabardina como su prenda fetiche, tanto fuera como dentro de la pantalla. Casablanca, ese clásico de 1942, mostraba a un Humphrey Bogart con el trench más característico de la casa británica. Este es solo un ejemplo de la moda masculina que más triunfaba en la época. Aunque no solo las películas consiguieron darle un mayor espacio en el armario marculino, sino que algunos grupos como The Beattles, con tal legión de seguidores, consiguieron adaptar al modelo joven la gabardina -pieza de hombres maduros por excelencia-.
Por si todo lo conseguido fuera poco, Burberry es de las marcas más afortunadas de su país, ya que cuenta con el beneplácito de la casa real británica. Muchas de las personalidades de la familia real inglesa son seguidoras de la firma, llegando a lucir sus famosas gabardinas en más de una ocasión. Pero no todo es un camino de rosas, y la mayor desgracia de la casa llegó en 1926 con la muerte de su fundador.
Empiezan los complementos
A partir de 1960 se empiezan a introducir de forma paulatina las colecciones de accesorios, que contarían con el estampado del tartán en la gran mayoría de sus diseños. La ampliación llegará a cualquier rincón del diseño que se precie, sin dejar ni un hueco por explorar. Las fragancias empiezan a hacerse un hueco cada vez más importante entre las colecciones de la casa.
Aunque son muchas las colecciones olfativas que se han realizado desde entonces, solo una es considerada como el clásico fundamental de la casa. Y es que 'My Burberry' es la fragancia clásica con la que todo el mundo apasionado del estilo británico puede soñar. Su frasco rememora a épocas doradas pasadas de la moda, así como sus cosméticos, que cada vez se consiguen adaptar a las nuevas necesidades básicas de las mujeres más coquetas.
Renovación interna
Burberry se alzará con el título oficial de casa de lujo en los 90 gracias a la entrada en la gestión directiva de Rose Marie Bravo en 1997. Por entonces, se designó a Jil Saders como el director creativo de la firma y, además, se subió por primera vez a la línea Prorsum a las pasarelas de la moda británica en 1999. Desde ese momento el aire comercial se expandía a niveles nunca antes alcanzados, pero sin parar de crecer en creatividad y seguidores, y todo ello sin perder su peculiar estilo. Más tarde llegarían esos maquillajes de ensueño que, por si en las pasarelas alguien se queda con ganas de adquirir, puede conseguirlo con sus colecciones inspiradas en sus desfiles.
Un año después de la entrada en la dirección de Bravo, Mario Testino firma su primera campaña con la firma. El foco de su cámara retrataba, por entonces, a una joven Kate Moss posando junto a la modelo Stella Tennant. La primera de ellas, incluso llegó a huir de los paparazzi enfundada en una gabardina camel de la marca: un retrato que ha pasado a la historia de la firma y de la moda.
Con el cambio de siglo se sigue creciendo y ampliando el mercado. En un primer momento se compró la patente española mediante la cual se creaban tejidos exclusivos para la firma y se introducían, por primera vez, los vaqueros en sus colecciones. En 2001 el director creativo cambiaba de manos y Christopher Bailey se hacía con el batuta de la marca.
Como no podía ser menos, una de sus musas, Agyness Deyn, se convierte en la imagen patrocinadora de su perfume 'The Beat' en 2008, aunque esta no fue su primera -ni última- colaboración con la firma birtánica. Otra de sus protagonistas son la actriz Rachel Weiz, que puso rostro al perfume 'Burberry London' dos años antes; o Suki Waterhouse con 'Brit Rhyuthm' y las top Kate Moss y Kara Delevigne con el mítico 'My Burberry' en 2014.
Desde el primer momento, Bailey había abogado por el control absoluto de todos y cada uno de los productos que la marca decidiera sacar a comercio, incluida la imagen corporativa y las campañas de publicidad. No había nada que no estuviera previamente estudiado por el diseñador. Gracias a él se consiguieron grandes avances, sobre todo en el ámbito digital. Pasó a convertirse en la primera marca en usar las estrategias digitales y, en 2011, se retransmitió su pasarela íntegra a través de una conexión en streaming. Además de eso, el nuevo diseñador creativo abrió en 2009 la red social Art of the Trench, donde los seguidores de la firma podían compartir su street style enfundados con sus gabardinas de Burberry.
Estilo joven
Todas esas mejoras e implantaciones tecnológicas le sirvieron a Burberry para ganar el British Fashion Award a mejor marca del año. Ha llegado incluso a patrocinar algunos conciertos de grupos como Kaiser Chiefs o Jake Bugg, como un ejemplo de su implicación con el mundo de la cultura y la música. Sus tiendas son, a día de hoy, un espacio donde recrearse y disfrutar de un espacio amplio y dedicado a la moda más british, sobre todo por las reformas que han transformado a estos espacios exclusivos.
Su público es cada vez más joven y tiene un estilo urbano, aunque no pierde tampoco su dedicación a la estética clásica tan característica. Esta línea sigue siendo uno de los grandes atractivos para su público habitual y los nuevos que se dejan atraer por ese juego de la cultura british entre sus piezas. Y así lo demuestran algunos de los rostros que le han puesto cara a las campañas de la firma.
Una firma que ha sido icónica para el estilo británico y que ha valido como ejemplo claro de madurez, sin perder ni un poco de esa elegancia clásica, pero adaptada a los tiempos más modernos. Sus fragancias nos consiguen transportar al centro de Londres a través de sus aromas, que recuerdan al clima, el ambiente y el estilo de vida británico. Olores que solo Burberry consigue plasmar en sus frascos icónicos.