Cómo afecta el verano a tu piel
El sol sobre tu piel provoca una liberación de radicales libres, y una exposición prolongada, como ocurre en verano, y con poca protección, puede ocasionar la formación de manchas en la piel. Las elevadas temperaturas del verano, provocan vasodilación de los capilares y la aparición de arañas vasculares. El contacto con el agua clorada de las piscinas, suele provocar sequedad, irritación de las mucosas y descamación de la dermis. El agua del mar aunque beneficiosa, puede favorecer la aparición de granitos u otras alteraciones dermatológicas.
La piel después del verano presenta principalmente dos problemas: la deshidratación y el envejecimiento prematuro producido por la exposición prolongada al sol. Durante esta estación del año, la piel sufre un estrés continua adaptándose al cambio en el gradiente de humedad ambiental, a la continua sequedad de los aires acondicionados, al cloro de las piscinas, a la humedad ambiental propia de las playas y la exposición intensa al sol. Todo ello provoca una gran deshidratación de la piel, que se ve áspera y sin luz. Por otro lado, el envejecimiento prematuro se ve ocasionado por el daño o destrucción del colágeno y elastina, provocando que la piel esté flácida y aparezcan o se profundicen las arrugas.
Por todo ello, nuestra prioridad debe ser reparar los daños causados por el sol, hidratar y nutrir la piel en profundidad y prepararla para la vuelta a nuestra vida cotidiana.
Cuidados de la piel en el día a día
Los pasos para cuidar tu piel en tu día a día son limpieza, exfoliación, hidratación y nutrición. Lo primero es seguir una rutina facil específica, que debe consistir en limpiar, tonificar e hidratar. Cada mañana y cada noche debemos limpiar la cara con un producto adecuado a nuestro tipo de piel para retirar las impurezas. Elimina las impurezas que se acumulan durante el día usando agentes limpiadores suaves con la piel y no alcalinos. Puedes optar por una leche limpiadora enriquecida en nutrientes e hidratantes. Además debes tener en cuenta el tipo de piel, si es grasa utiliza productos con sustancias astringentes, si es seca debes usar una crema muy cremosa y con agentes nutritivos y si tu tu piel es sensible, busca un limpiador con principios calmantes.
Después de la leche limpiadora es imprescindible utilizar un tónico para que elimine las últimas impurezas y revitalice la piel. Como último paso utiliza una crema hidratante adaptada a tu piel. Además es esencial usar un exfoliante dos veces por semana para ayudar a nuestra piel a renovarse, ya que en verano la capa exterior se vuelve más gruesa como defensa natural de la piel, así conseguimos eliminar las células muertas.
No te olvides de usar mascarillas faciales hidratantes, estas mascarillas combaten y previenen la deshidratación restableciendo los niveles hídricos de la piel a la vez que aportan elasticidad. Puedes usar también algún serum adecuado a tu piel. Los encontrarás adaptados a casi todo tipo de necesidades, humectantes, que ayudan a recuperar el agua perdida; serums nutritivos o regenerantes, para tratar los daños ocasionados por el sol; o sérums ricos en vitamina C, para recuperar la luminosidad y atenuar las manchas provocadas por el sol.
Para la piel de tu cuerpo te recomendamos realizar una exfoliación una vez por semana. Usa productos específicos o un guante de crin. Y cada día hidrata tu piel para darla elasticidad y flexibilidad. Debes utilizar una crema con principios activos emolientes y reparadores que contengan vitaminas, aceites, grasas vegetales, protectores de la barrera cutánea y regenerantes. Un día a la semana, usa una crema más oleosa que aporte un plus de hidratación.
Aparte de todo lo anteriormente indicado, se debe que algunas conductas de nuestra vida diaria inciden sobre el estado de nuestra piel y la ayudan tanto como cualquier tratamiento de belleza. Como pueden ser:
- No olvides hidratarte correctamente por dentro, se recomienda beber dos litros de agua al día para mantener una hidratación adecuada.
- No utilizar agua excesivamente caliente. Esto provoca una pérdida de la capa protectora de la piel. También se deben utilizar geles y jabones de ducha con pH5 para no dañarla.
- Usar siempre una protección solar adecuada.
- Tras exponerte al sol, no olvides aplicar un aftersun (es recomendable que contenga sustancias con efecto calmante como el aloe vera), que no sólo prolongará tu bronceado sino que mantendrá una buena protección de tu piel.
Cuidados de la piel tras el verano
Debemos hacer una separación entre la piel del rostro y la del resto del cuerpo. Para la cara, lo primero es empezar con una limpieza de tipo jabonoso y un peeling en profundidad que retire los restos de células muertas y potencie la regeneración celular. Los peelings de tipo exfoliantes son útiles para eliminar las capas dañadas de la demis, y al mismo tiempo eliminarán esas manchas que quieren empezar a aparecer después del verano. Posteriormente limpiaremos los poros que durante el verano se han llenado de impurezas. Para ello, lo más recomendable es humedecer la piel con agua templada, así podremos reblandecer los poros sucios y serán mucho más fácil de extraer. Si queremos que la limpieza sea a fondo, lo mejor es acudir a un centro de belleza.
A estos peelings hay que añadir un tratamiento profundo de rehidratación de la piel (tratamiento hidrofacial) que la estimulará para que aumente la producción de colágeno y elastina y así conseguiremos devolverle el tono y la textura con un efecto reafirmante que ayudará a suavizar o eliminar las arrugas que han podido aparecer o que se hayan enfatizado. En caso de piel grasa, no se necesita que sea un producto muy graso, sino tan sólo hidratante, y que aporte agua, por ello, es aconsejable usar un serum o crema tipo gel.
Sin embargo, para pieles secas es preciso un aporte más emoliente y cremoso. Para esta fase del proceso usaremos una mascarilla, en pieles grasas nos decantaremos por una mascarilla de arcilla verde, y para pieles secas es mejor optar por una mascarilla enriquecida con ácido hialurónico y un serum a base de vitamina C, para dar luminosidad al rostro.
Para el resto del cuerpo seguiremos prácticamente los mismos pasos. Primero realizaremos una exfoliación y una posterior hidratación. Como la piel tiene a ir soltando las células muertas, es aconsejable usar cremas con gran capacidad emoliente, con urea o que contenga un elevado contenido de ácidos grasos tipo omega tres. Si mantenemos la piel hidratada correctamente, el bronceado nos durará más, de todos modos puede ser útil usar cremas con un ligero contenido de autobronceador o efecto prolongador del bronceado.