La cuperosis es una afección dermatológica unida a problemas de circulación y que en concreto afecta a los vasos sanguíneos de la cara. El resultado son la formación de pequeñas varices en distintas zonas del rostro así como rojeces, irritaciones y capilares dilatados en forma de filamentos. La provocan multitud de causas como el estrés, el alcohol o el tabaco.
Es una alteración estética de la piel que afecta principalmente a mujeres, sobre todo aquellas con piel sensible, blanca y fina, o con tendencia a padecer rojeces. De entre sus problemas se encuentra la aparición de teleangiectásias, pequeñas varices en pómulos y nariz un tanto incómodas. A estos síntomas también acompañan la piel roja, poca elasticidad cutánea y la aparición de acné. Es un problema que afecta a gran parte de la población pero es posible tratarlo con éxito siguiendo una serie de pasos.
Cuperosis y rosácea: similitudes y diferencias
La rosácea es una enfermedad crónica que afecta a la piel y a los ojos. Las mujeres en etapa de menopausia y las personas de piel clara son las más propensas a padecer esta patología. Se caracteriza por la aparición de rojeces frecuentemente en la cara junto a síntomas de ardor y leve hinchazón. Aparecen líneas rojas debajo de la piel acompañadas de granos. Los ojos, párpados y nariz se inflaman y la piel aparece muy grasienta. Más del 50% de las personas que padecen de rosácea suelen desarrollar problemas en los ojos como por ejemplo la sequedad o una vista borrosa. Los párpados tienden a inflamarse, además de volverse sensibles a la luz.
La cuperosis se caracteriza por la abundancia de vasos capilares dilatados visibles sobre todo en las mejillas. Se nota por la rojez constante en estos y casi siempre se presentan en personas de piel muy blanca. Generalmente es causada por el medio ambiente y responde muy bien al tratamiento láser. Sin embargo, la rosácea es una condición de la piel que requiere un tratamiento médico y de normal presenta más incidencias y problemas. Una persona puede poseer ambas condiciones pero que no cunda el pánico: ambas tienen cura.
Causas de la cuperosis
Aunque a priori estas dos patologías pueden parecer similares para las personas que lo padecen, el tratamiento es diferente y conviene diferenciarlo ante un médico o dermatólogo. Las causas de la cuperosis pueden ser varias:
- Situaciones emocionales : el estrés, el cansancio o los nervios afectan negativamente al estado de la piel en especial a este tipo de patologías así como la circulación periférica.
- Comer rápidamente : está comprobado que al comer rápidamente la digestión no se realiza como es debido. Para ello es importante respirar antes de cualquier bocado así como tener una dieta variada y equilibrada.
- Antecedentes familiares : como numerosas patologías, cuando un familiar padece de cuperosis muy probablemente lo tengan sus descendientes.
- Consumo excesivo de alcohol y tabaco : son los principales enemigos de la piel y del cuerpo en general. Si su consumo es diario la piel terminará por verse arrugada y sin brillo.
- Situaciones extremas de temperaturas : como el calor, el frío, el viento o la humedad. Los cambios de temperatura bruscos también afectan a la piel por eso conviene evitarlos.
- Traumatismos o heridas en la piel : aquí la piel puede verse resentida o en tiempo de recuperación por lo que es importante tener paciencia y hablar con un dermatólogo en caso de que dure por más de dos meses.
- Aplicación de productos químicos irritantes : ciertos productos de belleza así como cosméticos bronceadores tienden a la cuperosis por lo que es obligatorio dejar su uso.
Prevención y tratamiento
Con todo lo anterior cabe repetir que para luchar contra la cuperosis hay que evitar los cambios bruscos de temperatura y exponerse a fuentes de calor. Evitar el agua con mucho cloro y la radiación solar. El estrés y el cansancio además son dos factores muy importantes en la aparición de esta patología. Otras pautas que ayudan a combatir la aparición de cuperosis es evitar el consumo de sustancias nocivas como alcohol, tabaco o el chocolate con mucha azúcar. Es recomendable mantener una dieta sana y equilibrada y practicar deporte tres veces por semana. Su tratamiento, sin embargo, se basa en tres factores:
- Higiene facial : Mantener una higiene facial constante es clave. Para ello hay que emplear productos hidratantes y calmantes. Es aconsejable hacer una exfoliación al menos dos veces por semana así como el uso de jabones naturales.
- Principios activos : productos para el cuidado y la cura facial que permitan mejorar la circulación y tonifiquen los vasos sanguíneos. Deben antiinflamatorios, calmantes y siempre prescritos por un dermatólogo.
- Tratamientos estéticos :como pueden ser el tratamiento láser, que se realiza sobre la piel y no daña a los tejidos de al rededor. La electrocoagulación mediante corriente eléctrica para coagular los vasos sanguíneos o inyectar fármacos de esclerosis en el área afectada.