De entre todos los descubrimientos de los productos de belleza del momento, la leche de magnesia es una de las más antiguas. Pese a que ahora es su momento de despuntar en el sector de los tratamientos estéticos, lo cierto es que este producto se descubrió en la primera mitad del siglo XIX y fue utilizado como producto exclusivamente medicinal en sus inicios.
De la botica tradicional al tocador
El hidróxido de magnesio, o más conocido como leche de magnesia, fue descubierto en el año 1829. Sir James Murray utilizó este nuevo componente para tratar unas dolencias estomacales del Marqués de Anglesey, Lord Teniente de Irlanda. Su efecto fue tal que, al poco tiempo, la salud de este último mejoró.
Este lo patentó y su éxito llegó a todo el mundo. Tal es así que, tras su muerte, solo Charles Henry Phillips pudo comercializar con este producto a partir de 1880. Por ello, la leche de magnesia Phillips' se sigue distribuyendo y es uno de los productos más codiciados de la marca. Tras años y siglos de uso medicinal, la leche de magnesia también ha llegado a las esferas de los tratamientos estéticos más prestigiosos.
Sus principales características medicinales
En un principio, la leche de magnesia es utilizada como un fuerte y potente laxante. Aunque no solo eso, sino que ayuda a neutralizar los jugos gástricos, por lo que se utiliza también como un antiácido para las comidas más pesadas, lo que mejora la digestión con tan solo una cucharada de este producto.
El líquido viscoso es similar a la leche normal, por lo que su aspecto puede confundirse mucho. Pero, en realidad, no tienen tanto que ver. Aunque, la leche de magnesia sí que cuenta como una fuente importante de vitaminas y minerales.
De entre sus componentes más nutritivos, la vitamina A ayuda a mejorar la piel y su regeneración, la vitamina B como prevención de posibles enfermedades relacionadas con el cáncer y la vitamina C que es un rico antioxidante natural. Aunque no son las únicas funciones de estas vitaminas en nuestro cuerpo, pero sí una de las principales y más conocidas.
Además, su uso es recomendable en las dietas puesto que no contiene un alto nivel de carbohidratos, así como grasas o azúcares. Suele combinarse con algunas comidas o bebidas, ya que aporta un pequeño gusto dulzón y que es compatible con cualquier tipo de vida saludable. Con una sola cucharada, la leche de magnesia te aportará todos los nutrientes mencionados sin necesidad de añadir muchos más ingredientes.
Eso, por lo que respecta a su uso de manera interna. Pero, por lo que consiste en su parte curativa externa, la leche de magnesia es beneficiosa para el tratamiento de herpes faciales, marcas de quemaduras, pequeñas heridas o las irritaciones producidas por la fricción de la piel, el sudor, los pañales en los bebés y tras el afeitado o depilación.
Su uso cosmético
La leche de magnesia es un limpiador facial excelente, sobre todo para las pieles más grasas puesto que ayuda a eliminar la capa de más que segrega de manera natural el cutis. Aunque, eso sí, no es recomendable para pieles secas, puesto que eliminaría la poca que tienen, necesaria para la salud propia de la dermis.
Al eliminar esa capa de grasa sobrante de la cara tras un tratamiento facial, esta evita que aparezcan los brillos, lo cual favorece a la hora de aplicar maquillajes. Pero, sobre todo, es recomendable que no se aplique ningún tipo de cosmético después de realizar el tratamiento o mascarilla con la leche de magnesia. Al menos, hasta que no pase el tiempo necesario de recuperación y regeneración de la piel de manera natural y habitual.
Por otro lado, cuando se quita parte de esa grasa facial sobrante también ayuda a que el acné no se forme, así como mejora la calidad de ciertos tipos de dermatitis que dejan rojeces en la piel. Esto, a su vez, también cierra los poros y evita que así entre mayor cantidad de suciedad adherida al aire, lo cual ayuda a mantener una salud del cutis óptima y una piel más limpia.
En cualquier caso, tras su uso en la zona de la cara con un tratamiento de limpieza, es recomendable que se utilice una crema hidratante, con la cual devolver parte de la hidratación que nos hemos llevado al eliminar la grasa sobrante. Esto ocurre como con cualquier otro tipo de mascarilla, tanto casera como profesional, ya que la piel necesita regenerarse después de aplicar ciertos productos. Un poco de aloe vera será la mejor solución y la recuperación más eficaz.
Otros beneficios propios
La leche de magnesia no es solo utilizada de manera médica para dolores intestinales y como potente laxante, al igual que no solo es utilizada para mejorar la calidad del rostro. En este caso, aplicando un poco sobre el cuero cabelludo, ayuda a prevenir y eliminar los restos de caspa a la vez que mantiene el cabello más fuerte, sano y limpio. Sobre todo, para aquellos que lo tienen más graso y tiende a ensuciarse más.
Además, si se utiliza como una crema más líquida, esta funciona como desodorante y es un potente anti transpirante. Su uso es conocido sobre todo tras una larga exposición al sol en la zona de las axilas, así como de las irritaciones propias causadas por el sudor o las rozaduras propias del ejercicio o las que son más comunes en verano al llevar menos capas de ropa.
Por otro lado, la leche de magnesia también puede llegar a desinfectar algunas pequeñas heridas y ayuda a eliminar algunas marcas en la piel formadas sobre todo por el acné, el embarazo o la diabetes. Aunque dependerá siempre del tiempo que haya transcurrido desde la aparición o formación de las marcas.
En cualquier caso, es recomendable que se consulte con el médico de cabecera, sobre todo si es una mujer embarazada, para evitar posibles efectos adversos. Básicamente para evitar que la piel se reseque demasiado o que trastorne los niveles de minerales y vitaminas diarias que acostumbran a tomar durante el periodo de gestación.